06 julio 2007
Gran mundo circundante

Confundido veo lo que dejé atrás. Me distraigo sintiendo el tejido -siempre distinto- de la cosa que cubre al ser bondadoso que ahora me hace dar pequeños saltos mientras descendemos. Volteo y veo una enorme cosa azul. Recuerdo que he visto cosas parecidas rodando. Cuando me introducen en él, la luz disminuye. Mis ojos se adaptan a la nueva iluminación. Escucho un click. Sin darme cuenta he sido atado: una cinta gris me detiene. Me dan ganas de llorar, pero traen a mí un aro con pequeñas cosas plateadas que según he visto suelen abrir universos nuevos tras obstáculos grandes, altos y rectangulares. El brillo de los objetos distraen mi vista y mi tacto, pero mi oído capta sonidos desconocidos, unos que desaparecen y otros que permanecen, a los cuales me acostumbro y dejo de captar.
La gran cosa en la que estoy metido se mueve lentamente. Salimos de un lugar para ir a algo más amplio, intensamente más luminoso. De pronto recuerdo aquel momento en el que pasé de un lugar cálido, húmedo y oscuro a un clima seco y un ambiente lleno de luz ¡Cuántos estímulos llegaron a mí! y ¡oh, cuántas cosas desconocidas reveló aquella luz! Olvido aquella idea y sigo destinando todos mis esfuerzos a inspeccionar aquella herramienta mágica que he escuchado que llaman "iave" y me dispongo a imaginar a qué cosas faltan por descubrir.
